martes, 10 de noviembre de 2009

Ni todos tus argumentos,

ni todas tus posturas parisinas,

ni es miradita dulzona, mamita.

Ni todos esos libracos,

ni esos perfumitos,

ni tus delirios de grandeza.

Ni esto ni aquello,

no me enamora

no me cautiva

no me aprisiona.

Ni tus traducciones italianas,

ni esos zapatitos nuevos,

ni esos gustos exquisitos.

Ni mi postura de poeta,

ni mis zapatillas raídas,

ni mis miradas ajenas,

no te enamoran, chiquitita.

Ni ese andar dulzón,

ni esas combinación

sin cálculo, de pasitos,

tan bonitos,

y esos labios apretaditos,

no me enamoran, cosita.

Le robo un recurso a mi amigo,

y te digo,

podrías ser así

en Buenos Aires,

en Madrid,

París,

en Bagdad,

en Lima, Perú,

Y todo seguiría igual,

si no está en mí,

para que seguir así.




-