domingo, 18 de abril de 2010

Robo de bebes, una estrategia para construir una sociedad distinta

Recurrentemente oímos de distintas personas la idea de que de nadie es el derecho de cuestionar la identidad de alguien más. En el caso de que una persona de la cual se crea que su identidad puede ser otra que la que mantiene, es sólo de esa persona el derecho a aceptar que se indague sobre sus orígenes o se denuncie la situacion de retención y ocultamiento de la identidad. Sin querer resolver esta temática tan compleja, me parece que a veces se deja de lado, en pos de una visión ingenua del asunto, el objetivo detrás de la apropiación de bebes durante la dictadura, y el proyecto político en el que tal acción sistemática se inserta.

Los gobiernos militares se dieron durante los años 60 y 70, dos soluciones al "problema" de las mujeres guerrilleras embarazadas. Existen manuales antiguerrilla, utilizados tanto en Nicaragua como en El Salvador por las fuerzas del orden y la CIA, que recomienda que el feto de la mujer guerrillera embarazada sea aniquilado junto con la madre. Los bebes de los guerrilleros son futuros guerrilleros. Al ser un enemigo en potencia, lo correcto es exterminarlo antes de que sea un problema.

Una solución más original encontró la dictadura militar de 1976. Tal vez alguna persona se verá tentada a pensar que el robo de bebes parece "más humano" que la lisa y llana exterminación de la amenaza potencial. Al fin y al cabo, se preserva la vida del bebe. Lo interesante ahora es pensar ¿Por qué tendría interés la dictadura militar, que no tuvo ningún puerito en detener y desaparecer a 30.000 personas, en conservar la vida de los hijos de esas personas? La cuestión radica en ver el otro lado de la moneda. La dictadura militar se planteaba así misma como un proyecto de reconfiguración económica y política de la sociedad argentina. Se trataba de transformar la economía, transformar la participación política, destruir el poder las organizaciones de la clase obrera, cambiar la identidad argentina, catolizar la sociedad. Con este objetivo entre miras es que se toma a los descendientes de aquellos que combaten por una sociedad más justa, y se los asigna a una familia que quiere conservar la vieja sociedad y comparte los valores del poder ursurpador. Son familias tradicionales, cercanas a los círculos de poder o a las fuerzas del orden, especialmente a los militares, o del ámbito católico, ultramontano, reaccionario.

La desaparición de personas, principal herramienta del terrorismo de estado, tiene orígenes en la dictadura de Ongania, y es continuada por todos los gobiernos posteriores, exceptuando el interinato de Cámpora, hasta el fin del Proceso de Reorganización Nacional. El robo de bebes, por otra parte, es un aporte nuevo dentro del arco de políticas represivas y terroristas históricas de los gobiernos antipopulares. Mantiene la ventaja, frente al asesinato liso y llano, que no sólo se liquida una porción de la población que constituye una amenaza para el poder instituído, al encubrirse su identidad jurídica, y su potencial identidad moral, sino que además se asigna una parte de la misma a familias que corresponden con los valores y formas de gobierno que se aspira a instalar en la nueva (vieja) sociedad.

La dictadura militar inventó una nueva política de terrorismo del estado, cuyo beneficio proviene de la doble bondad de robar del campo enemigo y llevar al campo aliado. Sólo que esta vez, se trata de personas.




rolando garcía 18-04

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