domingo, 4 de octubre de 2009

Qué significa para mí...

Actuar como los hombres que quieren que sus vidas cuenten, que tengan aventura, romance, diversión, locura, solidaridad - pero de la de verdad- compromiso, amor, moverse por sentimiento de amor, como nos enseño el Che, hombre marcado por las estrellas, acontecimiento único en la maravillosa historia de la humanidad.

Aprender a amar a los hombres con sus defectos y a quererse a uno mismo y pedir mucho más a uno mismo de lo que alguien jamás se animaría a pedir, por pudor.

Leer, acercarse a las letras con ánimos de: divertirse, explorar la creación humana, asombrarse, formarse, ser cada día más cultos pero nunca sabios, mantener el verdadero espíritu aristotélico del filósofo como aquel que es amigo del saber, que tiende al saber pero que jamás será un sabio.

Conocer la ciencia genuinamente, sin prejuicios, aprender que el hombre es grande y ha hecho grandes cosas y sentirse uno con el espíritu de progreso, volver a nuestros fuertes valores de desarrollo y humanización, volver a la naturaleza. Conocer la técnica con amor a la capacidad de creación e imaginación del ser humano.

Admirar y aprender todo lo posible de la técnica, la tecnología, los nuevos desarrollos.

Apreciar los desafíos físicos, los retos intelectuales, y los retos morales. Lo que te pide que hagas un esfuerzo más, una pelea, una lucha que no termina, una lucha que podés evitar pero en la que te sumergís por: aventura, voluntad de superarse, saber que la vida termina con la muerte y que aquella no consiste en prevenir la última. Lo que te pide que sepas un poco más, no como un ejercicio de saber, sino como un deseo de ordenar el caos, de conocer lo que te rodea, de ser parte del arte, de conocer la grandeza de los poetas, novelistas, cuentistas, los grandiosos pintores de la vida. Nada humano puede sernos ajeno.

Retomar aquel espíritu decimonónico, roussoniano, de ser hombres y mujeres grandes.

Ser sensibles, en todo momento, en todo lugar.

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